E-Book: Relatos Teologales Sencillos: Para cambiar el libreto donde haga falta

Si prefieres disfrutar del libro en formato impreso, lo hallarás en Amazon

Mi alma tiene siempre sed de metáforas nuevas, frescas, crocantes, que remitan a dibujos claros donde antes disonancias cognitivas nos hacían creer en cosas que no había, y era como que no veíamos en absoluto el elefante en medio del salón. Soy un cazador de metáforas. A veces, con anuencia y ayuda del Creador, en los momentos de mayor deleite, las cazo directamente dentro de mí, en el fondo del corazón, en la conciencia divina que alumbra mi conciencia de hombre. A esta última clase pertenecen los relatos (algunos con bouquet de ensayo, otros con aroma de poesía) que comparto contigo en este libro. Algunos colores inusuales, y el tiempo en texturas y fragancias tales que hablan a un yo que está oculto por el que muestra el espejo.

Indice de Contenido:

* en vez de un prólogo: HISTORIA SOBRE EL TERROR A LO DIVERSO
* De donde nace la sonrisa
* dieciocho
* Diálogo ciego y un grito
* Una canción para merecer el canto
* El Umbral de Dyonisos
* La historia entreverada y veraz de la historia urgente y destellante del puerto cósmico de Olivos, del Aleph, de la noche, de la princesa que rechinando los dientes se olvidaba de sí, y del príncipe valiente que le bajó la luna por candil y sirvió su camisa como alfombra de cielo para que flotaran -casi- sus pequeños pies
* Las Espaldas del Creador
* Salmos a lo Inasible
* El Escriba, o el espantoso miedo que sufre un dios
* La raíz de sí
* Otro Verso del Trazado
* discurso providencial
* Mapa Absurdo de la Celda Infinita de lo que no se puede escapar porque es imposible llegar a sus confines 
* Danza Crepuscular sobre la Lluvia
* como los árboles sabios
* Un evento de todos: el restaurante MundoReal y el vendedor de sueños vívidos 

---------------------------------

y de obsequio, algunas menciones:

"Los vínculos humanos son así: como los árboles sabios. (...) Cada experiencia, cada entendimiento compartido, cada lágrima y cada sonrisa, cada acto solidario y cada abrazo, cada tropiezo, cada beso y cada paso, paren anillos corazones nuevos que sustentan eso, eso que digo tronco, eso que puede parecer que duerme como el camaleón marrón hasta que es día, eso que calla cuando no canta ni grita, que no toca sino abraza, que si abre los ojos abrasa; que se sabe siempre cierto y aún dormido, despierto".

de "Como los árboles sabios"

"Como un flash a quemarropa, la visión le arrancó la somnolencia del rostro y le dejó con toda su perplejidad a la vista, frente a la pantalla indolente, a la que nada le importaba ese maldito espejo en espiral. El dictado escapaba de sus límites, y ya no sería posible predecir ni aún disimular. ¿Cómo vencer esa inflexión del tiempo que hacía, una y otra vez en los últimos días, aparecer sus versos ya escritos y publicados ni bien él se sentaba presto a comenzar a teclear? Era como que hubieran empujado su tiempo apenas unos centímetros hacia atrás en la recta inefable, como que hubiera pasado a estar un nanosegundo detrás de sus palabras que se le adelantaban y articulaban su propia escena sin darle oportunidad de intervenir."

de "La raíz de sí"

"David tañía entonces las cuerdas de su mujer, y el objeto de devoción ajeno a mi niñez incandescente se hacía otro, común a ambos, y tomaba posesión de sus miradas y de sus rezos y de sus besos, y la religión toda devenía alcoba por el ojo de cuya cerradura no lograba oír, yo, espía y traidor a la púdica sacralidad del ritual sublime, más que una música que parecía una insólita combinación de arpas y cacerolas, de la que no menos las unas que las otras parecían presentes y ausentes a una vez."

de "El Escriba, o el espantoso miedo que sufre un dios"